Siempre que iba a una final del campeonato de bertsolaris me emocionaba. Así que pensé que si hiciera una película sobre ellos conseguía que el espectador se emocionara como yo en las finales, merecería la pena haberla hecho. Ese fue el reto y por eso decidí hacer esta película.
Hay muchas cosas del "bertsolarismo" que me gustan, va a contracorriente de los espectáculos de masas pero es capaz de llenar estadios, de emocionar, de hacer reír y llorar sólo con palabras y silencio. Es un espectáculo austero, sin adornos, desnudo y silencioso.
El propio tema que estábamos tratando nos ha servido de estímulo en los distintos procesos de creación de la película. Hemos disfrutado improvisando, escribiendo el guión sobre la marcha, pensando primero el final como los bertsolaris, comparando la estructura de los bertsos con la de la película, jugando con el silencio y la desnudez, con el vértigo. Pero sobre todo nos hemos guiado por la intuición, sin saber muy bien hasta dónde íbamos a llegar, disfrutando del proceso, y cuando hemos terminado ha sido una satisfacción.
Hacer esta película ha sido muy importante para mí porque que he ido creciendo con ella, siento que me he plantado delante de un micro, BERTSOLARI era mi tema y he cantado con el corazón.
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